sábado, febrero 21

CUENTO: Dos Ángeles


Dos ángeles que viajaban pararon a pasar la noche en el hogar de una
familia rica. La familia era grosera, y rechazó la estancia de los ángeles en
el cuarto de huéspedes de la mansión.
En su lugar, los ángeles fueron hospedados en un
espacio frío del sótano. Hicieron su cama en el suelo
duro. Entonces, el ángel más viejo vio un agujero en
la pared y lo reparó. Cuando el ángel mas joven le
pregunto por qué lo hizo, el ángel viejo le contesto:
“Las cosas no son siempre lo que parecen.”
La noche siguiente, los ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre,
pero el granjero y su esposa eran muy hospitalarios.
Después de compartir el poco alimento que tenían, los esposos dejaron
dormir a los ángeles en la cama de ellos, para que estuvieran cómodos el
resto de la noche.
Cuando el sol salió, a la mañana siguiente, los ángeles encontraron al
granjero y a su esposa muy tristes: Su única vaca, de la cual obtenían
dinero por su leche, yacía muerta en el campo.
El ángel joven se enojo, y le pregunto al ángel viejo porqué permitió que
esto sucediera.
“El primer hombre tenia todo y le ayudaste esta familia tenia muy poco y
estaban dispuestos a compartir todo… y dejaste morir a su única vaca.”
“Las cosas no siempre son lo que aparentan”, le contesto el viejo ángel.
“Cuando permanecíamos en el sótano de la mansión, noté que había oro
en ese agujero de la pared.”
“Puesto que el propietario era tan avaro y poco dispuesto a compartir su
buena fortuna, sellé la pared para que jamás lo encuentre.”
“Ayer por la noche, cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el
ángel de la muerte vino a por su esposa.”
-“Le di la vaca en lugar de ella.”

“LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN.”


¿QUÉ ES YOGA?



Si hablamos de YOGA la teoría es contundente: “Yoga es el estado de unión
consciente con la esencia de uno mismo”. Ahora bien, si hablamos de “el
yoga” tengo mi propia opinión que quiero compartir con vosotros.
Hace años que comencé a practicar Hatha Yoga, no tenía ni idea de qué iba
esto, simplemente hacía lo que me decía el profesor. Empecé a sentirme
mejor físicamente, y mis emociones, sentimientos, qué sé yo (en aquel
momento no era capaz de distinguir ni poner nombre a mis sensaciones)
¿se calmaban?, tampoco lo sé, lo único que sabía es que me sentía a gusto,
rozaba una sensación de libertad.
Con el paso del tiempo me di cuenta de que el hecho de sentirme bien
únicamente era una consecuencia del trabajo que
estaba realizando y que había algo más, tenía que
estar enfocado a algo superior, empezaba a
vislumbrar la meta. Esta búsqueda de “algo más”
quisiera encuadrarla dentro de un marco de aventura,
por ejemplo la prueba Paris-Dakar. Digo aventura
porque desde mi experiencia puedo decir que está
llena de descubrimientos, tomas de decisiones,
esfuerzo, compañeros de viaje, coraje…., otros llaman a esta aventura
camino espiritual.
Pues bien, Dakar es la meta a alcanzar, algunos la llaman Unión con Dios,
otros, Nirvana, otros, Unión con Brahma, otros, Unión con la Realidad
Suprema, otros Yoga, otros…; París es el punto en el que me encuentro en
este momento y el coche es mi motor físico, emocional y mental todavía
necesario para este largo trayecto. Me esperan muchas y diferentes etapas:
etapas llanas, etapas nocturnas, etapas por el desierto,…. Es cierto que el
camino lo recorreré yo sola, conmigo misma y mi carisma, sin embargo,
además de la empatía que encuentro en mis compañeros de aventura,
cuento con la ayuda de un equipo estupendo formado por mecánicos de
coches, entrenadores y un director de quipo o dicho de otra manera:
terapeutas, maestros, guías espirituales que con su luz iluminan el
camino.
A lo largo de esta aventura muchos son los cruces con
los que me he encontrado. Cada cruce me supone una
etapa de crisis en mayor o menor medida. Lo único que
debo hacer es tomar el camino correcto, ¡qué difícil!
Recuerdo un cruce en particular: no lo vi claro así que
me detuve, estaba perdida, la brújula no me servía,
cayó la noche sobre mí, pasé mucho miedo, estuve a
punto de abandonar cuando de repente vi una luz a lo
lejos, era mi entrenador, con su linterna me recordó el
camino a seguir.
A medida que supero las diferentes etapas, unas difíciles y otras más
difíciles, voy percibiendo una sensación de bienestar, de seguridad, ¡me
siento más libre! Ya no importa cuándo llegaré a la meta. Me he dado
cuenta de que tan importante es caminar como parar. Parar para
descansar, parar para adecuar mis entrenamientos y técnicas, parar para
reparar, parar para integrar las experiencias vividas. Las prisas se
acabaron, soy consciente de que estoy en el camino correcto.
A lo largo de este tiempo me he encontrado con participantes de diferentes
equipos. He comprobado que cada equipo tiene sus propias técnicas y
método de entrenamiento. Me sorprendí al descubrir que cada uno de
nosotros tiene su única y genuina manera de caminar, y ésta es cambiante,
a medida que uno avanza en el camino sus necesidades van cambiando,
con lo cual no existen dos participantes que necesiten la misma técnica y el
mismo método de entrenamiento. He advertido diferentes técnicas, no sé si
son del equipo rojo, del verde, del negro, del blanco,… o dicho de otra
manera, desconozco si son propias del cristianismo, del budismo, del
taoísmo, del hinduismo, de “el yoga”, del Tai Chi de los chinos o de la
filosofía de los griegos. Me he sentido más libre y poderosa al ser consciente
de que mi manera de caminar es genuina, de que tengo mi propio ritmo y
de que coexisten muchas técnicas, simplemente he de encontrar la
necesaria en cada momento, todo ello enfocado a alcanzar la Meta. La
pertenencia a un equipo u otro ya no me resulta importante, el equipo no
es más que una forma, un cuerpo, lo realmente valioso es su esencia, ¡no te
quedes en las formas!
Os diré algo, París lo conozco, Dakar lo anhelo y el trayecto lo Vivo.
¿Qué tiene que ver todo esto con “el yoga”?. A mi modo de ver ”el yoga” es
el conjunto de técnicas, pautas y estrategia a seguir para alcanzar la Meta.
Diferentes equipos, muchas técnicas, muchos métodos de entrenamiento y
todos encaminados hacia un mismo fin, ¿o debería decir comienzo?

GAUTAMI

Mas información en www.yogui-urbano.com

No quiero escapar más, decido “VIVIR”.




Me doy cuenta que me he pasado mi vida queriendo escapar, las experiencias del pasado están grabadas en mi mente y esta me dice lo que es bueno o malo, yo me lo creo. Si es malo mi deseo, es que termine ya, escaparme y tele transportarme hasta done mi mente me dice que es bueno (aunque luego nunca sea tan bueno como se esperaba). Al final conseguimos coger el habito del “escapar”, no queremos vivir lo que nos toca, sin darle la oportunidad a cada momento de sentirlo, de abrirnos a él y llenarnos con la experiencia.
Estoy con una persona que mi mente me dice aburrida, o no interesante, no quiero estar aquí, lo que pase o diga no le prestaré atención. No lo disfruto.
Hago algo, un trabajo, una acción, que mi mente dice pesada, complicada, lo que quiero es acabarlo cuando antes. No lo disfruto, no aprendo, podría haberlo hecho mucho mejor.
Llega el lunes, mi mente me dice que ir a trabajar es un tostón, no me doy la oportunidad de “VIVIR” hasta el viernes, que pase rápido hasta llegar el fin de semana, que mi mente dice bueno.
Terminan las vacaciones de Agosto, cuatro meses sin vacaciones, hasta llegar a las de navidad, y luego ocho mas hasta llegar a las de verano, todos estos meses mi mente dice malos, no me permite disfrutarlos totalmente, la sensación desagradable siempre esta conmigo.
Y así muchas mas cosas… saltando en el tiempo hasta que se nos pase la vida.
Las técnicas de Yoga (asanas, pranayama, meditación...) me han dado la tranquilidad suficiente, la claridad para poder estar, saber estar, para dejarme yo mismo “VIVIR” cualquier situación, ya no quiero escapar. Lo que existe en el momento es la única oportunidad de “VIVIR”, lo demás son fantasías, mentiras de la mente, dándonos una supuesta situación mejor. Hay que vivir todo lo que nos toca, estando despiertos, con atención, con presencia. Entonces todo cambia, no digo que todo sea perfecto y fácil, hay situaciones muy duras y complicadas, pero si digo que entonces al estar presentes, conscientemente, sin el deseo de escapar o meter la cabeza bajo el suelo como las avestruces hasta que la situación pase, todo son experiencias que enriquecen, que nos llenan y enseñan, esto es “VIVIR” y así aprendemos y crecemos, dando felicidad a nuestras vidas.

Marut.

jueves, febrero 12

vivir en el ego, VIVIR EN EL ESPIRITU.


Vivir en el ego es no ser libre, es utilizar todo tu tiempo y tus acciones con un solo fin, el de cubrir y acallar los miedos, necesidades y carencias. Así creamos nuestros deseos egóicos, son mentiras de la mente con necesidades ficticias, que no nos dejan encontrar tranquilidad hasta que se hayan cubierto. Lo malo es que esta efímera tranquilidad desaparece casi al instante pues enseguida otro deseo se ha apoderado de nosotros, con la idea de que para estar bien he de conseguirlo, para acabar con la situación que produce mi miedo, obteniendo el objeto deseado o alcanzando el fin buscado. Puedes dedicar tu vida a buscar belleza física, a ser admirado por los demás, a conseguir éxito, poder, dinero... finalmente te conviertes en esclavo de esto, manteniéndolo con gran sacrificio y necesitando más.


Todas las personas buscamos ser felices, pero terminamos buscando la tranquilidad que te da el cubrir nuestros deseos y miedos. Cuando una persona fumadora se fuma un cigarro no lo hace por ser feliz, sino para quitarse la ansiedad que genera el no fumar, la necesidad de la nicotina. Así fumando la ansiedad del tabaco desaparece, así se siente mejor. No os parece un absurdo, creamos una adicción para que al cubrirla podamos sentirnos bien, creamos deseos inconscientes constantemente para cubrirlos y quitarnos la tensión que ellos nos generan. Así nos convertimos en esclavos, dirigiendo nuestras acciones exclusivamente a conseguir lo que necesitamos, para dar de comer a todas esas cosas que no nos dejan vivir, recogiendo migajas de tranquilidad siempre insuficientes.


La característica del egoísmo es el sufrimiento, el sentimiento de estar separado, ser más o menos que los demás...
El egoísmo no es una decisión es una imposición que nos hacen nuestros deseos, hasta que somos capaces de despertar capacidades para dirigir desde lo esencial, acercándonos al espíritu.


VIVIR desde el ESPIRITU, nos hace libres. Nos permite pensar con claridad, sin estar condicionado por estructura mentales, emociones o placeres físicos, así vemos con discernimiento y de forma amplia las situaciones sin creernos la falsa verdad que hay en ellas. Esto no quiere decir que no puedes disfrutar de la vida sino todo lo contrario, pues te sirves de lo que hay para que te ayude a seguir hacia tu meta, pero no lo conviertes en un fin sino en un medio, el dinero, comodidades, placeres, salud, bienestar... se utilizan para alcanzar la meta: la expansión de la conscienciencia, floreciendo la semilla divina que esta en todos nosotros.


En el espíritu puedes relajarte y disfrutar de todo lo que existe y es, sin perderte buscando constantemente proyecciones de lo que debe ser. Disfrutas de las personas, las situaciones, el entorno... el momento.


La característica del espíritu es el AMOR. El amor nace de la comprensión que da el sentir que en esencia somos todos lo mismo, estando unidos. Desde esta semilla común se van creando los envoltorios de la personalidad dando lugar a las diferentes formas que apreciamos en las personas (físicos, caracteres, formas de pensar)


El ego y el espíritu son antagonista, si estas en uno no estas en el otro. Existe un gran espacio entre los dos, con un camino en el que estamos todos situados en algún punto, en donde fluctuamos moviéndonos hacia un lado o el otro.
Ego (sufrimiento) Espíritu (amor)
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Marut.


Mas información en http://www.yogui-urbano.com/


Sutras





El primero de los libros de Patanjali nos ofrece una clarificadora exposición sobre:
¿Qué es el Yoga?.

La respuesta ya nos llega en el propio segundo sutra: El Yoga se alcanza mediante la concentración de la mente, eliminando sus modificaciones y todo aquello que las estimula.
Es decir, si queremos alcanzar el Yoga, debemos concentrar nuestra mente, evitando la dispersión del pensamiento y los estímulos que provocan esa dispersión.

Para conseguirlo, nos explica los diversos tipos de pensamiento que se dan en la mente humana y los diferencia, proponiendo la potenciación de unos y el desestímulo de otros, en función de su aportación positiva o negativa al acercamiento al Yoga.
Así, nos anima a potenciar el conocimiento correcto, que, según Patanjali, está basado en la percepción directa, en el razonamiento adecuado y en el testimonio verdadero.

Por otro lado, nos previene del conocimiento incorrecto, de la fantasía, de la pasividad o sueño y de la memoria o recuerdo como tipos de pensamiento que no sólo no favorecen la consecución del Yoga sino que nos alejan de él.
Las claves para controlar los pensamientos nos las aporta también y no son otras que abhyasa, la observación permanente de la mente, y el desapasionamiento.

Al observar nuestra mente constantemente, poco a poco, podremos identificar si se encuentra funcionando desde el conocimiento correcto o si, por el contrario, actúa en base a otros esquemas que no nos acercan al Yoga y que, por lo tanto, deben ser modificados si queremos alcanzarlo.

El desapasionamiento, la segunda de las claves para el control de la mente, consiste en despegar a la mente de la emoción, permitiendo así que pueda funcionar desde el conocimiento correcto y no dominada por los deseos y las pasiones, como suele ocurrir hasta que se desarrolla esta cualidad.

En este camino de acercamiento progresivo al Yoga, Patanjali nos indica que el samadhi o iluminación puede ser alcanzado mediante el razonamiento, la discriminación, la dicha o inspiración y la identificación con la individualidad.

Alcanzado el samadhi, se trata todavía de profundizar en el proceso, para lo que nos propone mantenernos firmes en el nivel alcanzado, de forma que la actividad externa se vaya aquietando y en la conciencia sólo permanezcan las impresiones internas.

Una vez culminado este proceso se alcanza la liberación, terminando así el proceso evolutivo en el reino humano.
Este es un camino largo y no exento de dificultades, que va a requerir de muchas encarnaciones, por lo que bueno será identificar las claves que Patanjali nos proporciona para nuestra vida cotidiana.

Nos indica que la liberación se alcanza prontamente si la voluntad está activa, por lo que la voluntad, como ya sabemos, es una de las cualidades a desarrollar.

También nos hace saber que la repetición constante del OM y la meditación en su significado nos conducen al conocimiento de la Verdad y a la eliminación de todos los obstáculos.
No sólo eso, sino que nos identifica esos obstáculos, que no son otros que: la enfermedad, la pereza mental, la duda, la falta de entusiasmo, la inercia o pereza, el apego al placer, la falsa percepción o ilusión, la incapacidad para lograr la concentración y mantenerla y las distracciones.
Además, nos proporciona importantes elementos para pacificar la mente: el desarrollo de la amistad, de la amabilidad, de la alegría, de la indiferencia hacia la dualidad; también mediante la expulsión y retención del aire en la respiración.

Por último, nos aporta los elementos que proporcionan la estabilidad mental: concentración en las impresiones superiores, meditación en la luz resplandeciente que está más allá de toda pena o en el corazón que ha abandonado el apego por los objetos de los sentidos o, simplemente, mediante la meditación en algo bueno.

El camino está trazado, somos afortunados por contar con las claves que nos permitan discriminar en las encrucijadas y percatarnos cuando tomemos un camino equivocado, para poder así enderezar el rumbo.
Sólo nos queda realizar nuestro trabajo, sabiendo que contamos con herramientas que nos permiten afrontar los momentos de desánimo, que sin duda nos asaltarán, en la confianza de que cada paso que demos en la dirección correcta nos acerca un poco más hacia nuestra meta.



¡Buen camino!



Sankar.

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